martes, 19 de agosto de 2008

ESPERANDO POR MI


- RENATO RUSSO -
(1960 - 1996)


Con ocho discos de estudio al frente de su grupo "Legiao Urbana" y dos como solista, Renato Russo construyó un mito único dentro del rock brasileño. Conflictuado portavoz de una generación, a cuatro años de su muerte su leyenda sigue creciendo dentro de su país, aunque sigue siendo casi un desconocido fuera de sus fronteras.

El tema se llama “Faroeste Caboclo”, tiene 159 versos y nueve minutos de duración. Compuesto con una guitarra acústica por Renato Russo antes de formar el grupo que lo haría famoso, esa historia del bandido Joao de Santo Cristo conquistó los oídos de todo Brasil hacia 1988, cuando formó parte del tercer álbum de Legiao Urbana, el combativo Qué pais é este.

A pesar de su extensísima duración y la crudeza de su letra dylaniana –que no escatima sexo, drogas y violencia–, “Faroeste Caboclo” fue, a partir de entonces, un himno radial, para pesar de los programadores de radio, que debían sacrificar un espacio en el que cabían tres temas por uno solo, del que debían censurar versos como “Yo no protejo a un general de diez estrellas / que se queda detrás de la mesa con el culo en la mano”, para que sus emisoras no fuesen sancionadas.

Pero, según escribe Arthur Dapieve en su flamante biografía de Renato Russo, eso no tenía importancia: “En 1988, cualquier niño brasileño podía recitar al pie de la letra esos dos versos y los otros 157 de la canción”

Una anécdota en torno de la letra de esta canción única dentro de la historia del rock brasileño refleja con elocuencia el mito que fue construyéndose alrededor de su autor.

Cuatro años atrás, cuando se difundió la noticia de la muerte de Renato Russo en su hogar de Río de Janeiro, víctima de sida, el noticiero televisivo más importante del Brasil –el Jornal Nacional de la Rede Globo, con una audiencia promedio de 25 millones de espectadores– le dedicó la mitad de su emisión.

Sin embargo, en la reunión de producción previa se registró una fuerte discusión, ya que la presentadora del segmento –llamada Lilian Witte Fibe– no estaba convencida de la importancia de la noticia.

La discusión acabó cuando su compañero al aire –un tal William Bonner– recitó de comienzo a fin los 159 versos de “Faroeste Caboclo”.

La muerte –y la vida– de Renato Russo ocupó medio Jornal Nacional, algo que sólo se repetiría dos años más tarde, con la muerte de Frank Sinatra.

La leyenda -resumible en esa frase de Cazuza que dice “mi sexo y drogas ya no tienen ningún rock’n’roll”– no hacía más que comenzar.

MITO URBANO

Tal como refleja esa anécdota que cuenta Dapiave en su libro -editado dentro de una colección de biografías de las celebridades de Río, que pone al líder de Legiao Urbana junto a Zico, Chico Buarque y Vinicius de Moraes–, tanto “Faroeste Caboclo” como el resto de la discografía de Russo dan cuenta de un fenómeno extraño dentro del rock brasileño: la combinación de un fenómeno masivo con la más estricta calidad estética.

Pese a la omnipresencia de la música dentro de la vida brasileña –o precisamente a causa de eso–, el rock no ha sido una fuente de iconografía y alimento del inconsciente colectivo como sucedió en la Argentina.

Lejos de eso, el género más bien ha transitado esas subidas y bajadas de marea de los otros países latinoamericanos: masividad con cada movida estético-corporativa (reggae, grunge, etc.), desaparición casi sin rastros ante la aparición de una nueva moda discográfica.

Dentro de ese panorama, la irrupción de una figura eminentemente rockera como Renato Russo –un poeta consciente de su arte y masivo sin necesidad de un aparato de marketing– es poco menos que un milagro de esos que el rock suele festejar, envidiar y luego condenar a mito póstumo.

De visita hace un par de meses en la Argentina, acompañando el set acústico de Paralamas, Dado Villa Lobos –ex guitarrista de Legiao Urbana– comparaba las carreras de ambos grupos: “A pesar del éxito de sus comienzos y el carácter de clásicos que tienen actualmente, la trayectoria de Paralamas tuvo sus altibajos.

Con nosotros, en cambio, fue todo lo contrario: nuestro público siempre aumentó. Sin promoción, ni videos ni nada, hicimos siempre lo que quisimos, hasta las últimas consecuencias. Y con un sonido que no tenía nada que ver con el clásico sonido brasileño de exportación. Lo nuestro fue urbano y colonizado desde el comienzo, como decía un hit denuestro primer disco, compuesto por Renato en el ‘79, y no casualmente titulado Generaçao Coca-Cola”.

AQUI, LA LEGION

Nacido Renato Manfredini, hijo de un economista del Banco do Brasil y una profesora de inglés, Russo creció en Brasilia, la inhumana ciudad capital diseñada por Niemeyer en donde los hijos de políticos y diplomáticos construyeron una diminuta pero activa escena a fines de los ‘70 y comienzos de los ‘80, de la que salieron grupos como Paralamas y Legiao Urbana.

Niño precoz e introvertido, Renato sufrió al comenzar su adolescencia una terrible enfermedad que le carcomió los huesos de la cadera y lo inmovilizó durante año y medio.

Mitómano y fanático de Pessoa, Manfredini Junior se inventó un heterónimo al que le adjudicó toda una mitología: en su invalidez, Renato imaginó la historia de Eric Russell (en homenaje a Bertrand, pero también a Jean-Jacques Rousseau y el pintor Henri Rousseau) y su 42nd Street Band, adjudicándole una biografía completa, con tapas de discos incluso.

Cuando superó su enfermedad, el joven punk en el que se convertiría fue el encargado de llevar a la realidad aquella fantasía.

La primera banda de Renato fue una hoy mítica banda punk de Brasilia llamada Aborto Elétrico.

De sus cenizas saltaría a su época dylaniana como El Trovador Solitario, nombre con el que Renato abría, acompañado únicamente de su guitarra acústica, los shows de las otras bandas de la escena local, fascinando al público con canciones que se harían famosas al ser grabadas mucho después por Legiao Urbana.

Con una fama que fue creciendo paso a paso, Legiao llegó al mundo discográfico de la mano de Paralamas, que los recomendó a su sello.

Cuando Paralamas triunfó en “Rock In Rio”, los integrantes de Legiao sólo podían mirar con envidia el éxito de sus amigos por la televisión nacional, pero con el tiempo –a fuerza de hits contestatarios, y de un mito que crecía disco a disco– el grupo de Renato superó a todos sus contemporáneos.

Dentro de la trilogía fundamental del rock brasileño de los ‘80, si a Paralamas le corresponde el lugar de Soda Stereo (así como a los Titas –salvando abismales diferencias– el de Sumo), el único referente posible de Legiao serían los Redonditos de Ricota.

No tanto musicalmente, sino por el cerrado mito creado alrededor de ellos, así como por su irrenunciable independencia estética y el hecho de que se trata de un grupo eminentemente de fronteras adentro, como los Redondos.

La sensibilidad y el condimento generacional se fueron unificando con el correr de los discos de Legiao Urbana:

Renato supo firmar furiosos rocks de cuasi-protesta como “Qué pais é este” así como sensibles hits generacionales como “Pais e filhos”. A través de sus ocho discos de estudio –editados entre 1985 y 1996–, Legiao Urbana demuestra ser un grupo ambicioso y consciente de esas ambiciones, logrando un catálogo que merece ser recorrido de punta a punta, con especial énfasis en Dois (1986) y As Quatro Estacoes (1989), así como el flamante Acústico MTV, que salió de las latas en que estaba archivado desde 1992 y ya superó la cifra de un millón de placas vendidas, demostrando que el mito del grupo –y de su cantante– sigue vivo en su país.

“Brasil es una República Federativa llena de árboles y gente diciendo adiós”, se puede leer en la cita de Oswald de Andrade que prologa el trágico A Tempestade (1996), el álbum de despedida de Russo con Legiao Urbana, antes de morir de sida.

Su memoria, sin embargo, no deja de saludar generosamente a los nuevos fans que se acercan día a día a sus eternas canciones.


Hace exactamente cinco años que el pop brasilero perdía el poco sentido que tenía, acelerando la excavación hacia el actual abismo cultural en el que se encuentra. Con la muerte de Renato Russo, moría Legião Urbana, una de las bandas de Rock más importantes del Brasil, influyendo en el imaginario colectivo -junto con el experimentalismo de Los Mutantes- al igual que lo que pudieron hacer los Beatles en el mundo.

El fin del grupo coincidió con la aceleración de la idiotización del pop brasilero, hoy compuesto por discos con covers, muchos de ellos subproductos de los propios Legião Urbana.

El 24 de mayo de 1994, Renato Russo y su banda viajaban por el interior de San Pablo como el tour del disco "O Descobrimento do Brasil". El show de aquella noche había sido en el gimnasio municipal de Valinhos (a 88 kilómetros de la capital) y problemas con la acústica del lugar hicieron al grupo convocar una reunión de emergencia en el hotel Royal Palm Plaza, en Campinas. Esta es la nota con Renato Russo, luego del toque.

- ¿Cuál es tu disco favorito de Legiao Urbana?

- Renato Russo - "V", el que yo encuentro como el más difícil. Me gusta mucho "O Descobrimento do Brasil". Ahora, que encontré la programación de los 12 pasos -con los cuales dejé la bebida y las drogas-, todo está más tranquilo. En el show de hoy, por ejemplo: el sonido era un caos, todo era un horror, y el público, todo bien. El lugar tenía una resonancia brutal. El público gritaba mucho, y los ingenieros de sonido tuvieron que aumentar todo, lo cual llevó al desequilibrio. Al comienzo era sólo "bum-bum-bum" y yo me pasaba gritando, no daba para oir los detalles. Pero si fuese otra época, en una situación así hubiera empezado a tomar, me hubiese fumado un porro, hubiese dicho: "No pienso hacer un show más...nhem-nhem-nhem"... eso ahora ya no existe más. Hay tranquilidad, serenidad, que este disco trae, y encuentro que las canciones reflejan eso.

- ¿Como fue salir de esa fase?

- Renato Russo - Yo me estaba destruyendo, y en vez de matarme con un tiro en la cabeza, preferí pedir ayuda. Eso viene desde los 17 años, pero en "V" fue la primera en la que coloqué en la música estas inquietudes. "Montanha Mágica" es sobre eso. Yo era joven y acabé entrando en un hueco sin salida.
Eso me fue consumiendo, yo estaba deprimido y no sabía por qué. Pensaba que el mundo era horrible, igualito a Kurt Kobain, nada más valía la pena. Y eso es extraño, porque si un día tengo que encontrar que las cosas ya no valen la pena, quiero estar con la cabeza en su lugar y no con el cuerpo lleno de toxinas. Dejé todo tipo de drogas y descubrí que las cosas no eran tan horribles.

- ¿Eso se refleja en la sonoridad de la banda?

- Renato Russo - Eso es lo que decide la gente. En todo disco se busca hacer alguna cosa diferente, es porque es más divertido. Y para no caer en la obligación de repetir un mismo trabajo. No esperábamos que "Quatro Estações" fuese a pegar, porque es un disco muy difícil, pero a todo el mundo le gustó. Las letras son complicadísimas, pero a su vez no lo son tanto en cuanto a lo que descubren. Es tán depresivo como "V".

Intentamos hacer música pop porque era natural que quisiésemos hacerlo, pero no era buena. "O Descobrimento do Brasil" no es un disco para los rankings, es como "Power, Corruption and Lies", do New Order. Es la cosa más gloriosa del mundo, pero, si se le presta atención, es pesado.

- Como "Quatro Estações"...

- Renato Russo - En general, la gente encontró que aquello fue la cosa más alegre que se ha hecho. En cuanto a "V", no. La gente intentó hacer una música alegre por lo menos, de todo lo que fue éxito, y no sabía. "Vento no Litoral" se tocaba porque tenía una melodía bonita. Al igual que "Metal contra as Nuvens" una canción superaccesible. El problema es que el disco hablaba de cosas que las personas no estaban queriendo oír ahora. Pero el disco tiene las mejores letras, por lejos. Conseguí decir todo lo que quería. Pero las personas no querían oír aquello. Por ejemplo, "Metal contra as Nuvens" es un tema sobre el Color pero nunca nadie quiso hablar de eso.

-¿Como ves la crítica?

- Renato Russo - Ellos usan motivos errados. Yo no soy el dueño de la verdad, pero, para mi, lo que motiva esas caras es un rencor y una incomprensión de lo que es nuestro país y de como las cosas funcionan. Existen iniciativas maravillosas en Brasil y la gente no lo sabe. La gente vive reprimida, buscando todo lo que no tienen y donde todo es horrible. Me gustaría presentar un buen trabajo para las personas que le gustan la gente. Busco mostrar la posición en que la gente se encuentra, no me intento esforzar al máximo para mostrar lo mejor posible esa realidad.

- ¿Y el futuro de Legião?

- Renato Russo - No tengo idea. Tampoco creo que la gente me siga por el simple hecho de que hacemos música sin repetir. Después de "Perfeição", ¿que puedo escribir? Después que se dice "vamos a celebrar la estupidez humana", ¿que más se va a decir? Entonces lo que se hace es lo que hizo The Cure, más adelante y con tiempo, se hace una mezcla. O girar el rumbo de la banda, como New Order. Si la gente se cansa, la gente para. Si la gente encuentra que todavía vale la pena hacer algo, la gente continúa.

4 comentarios:

Lukutuel dijo...

Gente che vuole un mondo più vero
la gente che incontri per strada in città

versoperverso dijo...

Eu sou metal, raio, relâmpago e trovão
Eu sou metal, eu sou o ouro em seu brasão
Eu sou metal, me sabe o sopro do dragão.

Unknown dijo...

Eu quis vocę
E me perdi
Vocę năo viu
E eu năo senti
Năo acredito nem vou julgar..

Frodo dijo...

Muy buena entrada! Quizás te interese mi último posteo
http://frodorock.blogspot.com.ar/2014/05/mi-pasion-por-legiao-ii-dois.html
Saludos!